“Home Schooling de cuarentena”, ¿la nueva escuela mundial?

“…podríamos mirar no solo hacia donde ellos ven, sino más allá”

Johan Gottieb Fitche

La cantidad de información cierta y falsa que circula por las redes en estos momentos a partir del Covid-19 invade cualquier dispositivo móvil; confinados de tiempo completo en casa, infinidad de personas están enfrentando un reto sin precedentes en la historia de la educación en el mundo. Otras tantas, según su empleo salen a trabajar para sostener las pocas actividades de primera necesidad que se permiten.

Si bien es cierto que los estudiosos de la educación han señalado al menos dos grandes paradigmas en la historia de la humanidad: el paradigma basado en el libro y el paradigma basado en internet, mismos que modificaron radicalmente los insumos del aprendizaje; hoy ante esta imperante necesidad de cuidar la salud a toda costa, quizá estemos dando paso a la resignificación de la educación basada en la familia, las habilidades básicas de la vida y los valores fundados en el hogar.

¿Paradójico, cierto? Mientas el marketing publicitario educativo intentaba convencernos a toda costa de las mismas premisas, al parecer la forma o el enfoque ha sido el equivocado.
Una familia con acceso a las necesidades básicas y un poco más, interesada en una buena educación para su hijo quizá pensaba que esta dependía del número de hojas-libros que llenase o de la cantidad de actividades a las que le pudiera inscribir, sin dejarle tiempo, en muchas ocasiones, para lo más importante: ser niño.

Ahora, abruptamente orilladas a guardar cuarentena voluntaria u obligatoria, las familias solicitan que le ayude a “solucionar el problema”; basta con recorrer de un vistazo los chats o cualquier medio digital para detectar la imperante necesidad de encontrar respuesta a la pregunta: ¿Qué mas hago con mi(s) hijo(s)? Y el error, quizá está justo aquí, frente a nuestros ojos, pensar que estar de tiempo completo (más no de cuerpo presente) con nuestros hijos es un problema.

Y la respuesta digital viene enseguida, así nos lo permite ahora la tecnología y va de regreso el paquete escolar de su preferencia, público o privado, gratis o de paga en el que se anotan una lista de instrucciones que los especialistas: los maestros, proponen para sus hijos. Según el caso atienden a objetivos claros, en algunas ocasiones las actividades rebasan la realidad y se asignan cantidades de tareas que no corresponden o solo ocupan al niño en «activitis» sin sentido claro.

Y en ese agotador intento por mantenerse a salvo del “virus” que aun podría no haberles tocado, se encuentran enfermos de ansiedad, miedo, confusión y una tensa calma que está invadiendo infinidad de hogares en todo el mundo.

Por otro lado y con esfuerzo de toda índole, cantidades impensables de libros, bibliotecas, recorridos digitales “libres”, actividades lúdicas, videos, webinars, chats han quedado accesibles a tan solo un click de distancia. Con la posibilidad de viajar de París a Nueva York o de Lima a Yucatán entre la sala y el comedor. La mejor habilidad de los padres (la tengan o la estén aprendiendo) es la gestión de tales actividades, en algunos casos se lleva a cabo como coloquialmente se dice “como Dios les da a entender”, en otros casos hay padres y madres reencontrándose con su niño que también peleaba con las operaciones básicas y o el aprendizaje profundo de una lengua y sin embargo sacan a flote habilidades que no recordaban. En el mejor de los casos las familias están ENCONTRÁNDOSE DE NUEVO, así, con mayúsculas.

Resignificar lo importante

Es inminente que quienes estamos viviendo esta pandemia sanos o enfermos, no la vamos a olvidar y, mejor aun, no seremos los mismos cuando haya pasado.
¿Qué nos está regalando esta situación mundial? darle un nuevo significado a lo realmente importante:

Revalorar la vida, las personas y las relaciones a partir de jerarquizar las acciones importantes, elementales que nos permitan afinar nuestro “ser” de bien.

Utilizar la tecnología a nuestro favor, por si no le habíamos dado la importancia, ahora se posa ante nosotros para auxiliarnos, sin que rebase la importancia de convivir.

Si respiramos profundo y miramos con atención podremos salir avante de esta situación, sin menospreciar los retos que cada familia enfrenta, quizá la solidaridad, la empatía y el compartir, nos ayuden a palear el día a día y, mejor aun salir fortalecidos.

Algunos cuestionamientos que conviene analizar:
1) ¿Conoces a los integrantes de tu familia?
a. Son rápidos, lentos, afables, impulsivos, sus emociones, amistades…
2) ¿Estás absorto en publicaciones 2, 3 o más horas al día?
a. Desconectarse es una buena idea
3) ¿Hay algún aspecto qué mejorar en este tiempo en casa, en las relaciones, la comunicación, el orden, los valores, la organización?
a. La acción es el mejor camino.
4) ¿Diseñaron ya una rutina a seguir?
a. Sí, excelente; no, ahora es cuando.
5) ¿Las emociones son auténticas?
a. O se manejan ante un terror o miedo desmedidos por algo que aun no sucede. Estar aquí y ahora.
6) ¿Puedo darme cuenta de que mis hijos son mi reflejo?
a. ¿qué imitan de mi?, ¿qué puedo mejorar?
7) ¿Soy coherente con lo que les digo y lo que hago?

Y para administrar las acciones de cada día: ¿Cuáles son nuestras prioridades?

Si analizamos con nuestra familia las actividades que realizamos de acuerdo con la importancia, según la tabla anterior, podremos hacer los cambios y mejoras que sean necesarios para que el tiempo en esta cuarentena que nos ha obligado a hacer home office y home schooling, sea realmente benéfico.

Nos deseo un mejor ser, con mejores habilidades sociales, personales, emocionales y hasta digitales a partir de la nueva escuela mundial que todos de la mano o a distancia construimos en estos momentos.