Al comenzar esta pandemia creo que pensábamos o esperábamos que la situación se normalizaría pronto y hoy llevamos más de 100 días de confinamiento. La gran mayoría de los alumnos del planeta no pueden asistir a su escuela, y esto ha puesto a las instituciones y docentes ante un reto enorme: Llevar la educación a un nuevo escenario, la virtualidad.
Estos son tiempos de crisis donde se tienen que reevaluar las prioridades, en todos los sentidos. Y como padre de familia creo, como muchos de ustedes, en la importancia de invertir en una educación de calidad para nuestros hijos sabiendo que estamos cimentando su futuro. Y ante las dificultades económicas no es de extrañar que nos crucen por la mente preguntas como: ¿voy a pagar por “esto”? ¿para qué pagar colegiaturas, materiales, etc., cuando yo puedo (o “debo”) dar clases en mi casa?Podemos pensar que la escuela ha dejado de cumplir su función
o que el aprendizaje en la virtualidad es imposible.
¿La escuela ha pasado a ser obsoleta? yo te puedo decir que no, que la escuela (a nivel nacional y mundial) está siendo retada y obligada a evolucionar. Solo las escuelas que han evolucionado, sobrevivirán a esta situación y saldrán fortalecidas.
Aquí algunas reflexiones
Existen dos formas de afrontar una crisis: de manera individualista o en conjunto. Cuando optamos por la primera, los retos se pueden multiplicar pues dependemos de nuestros recursos propios. En esta crisis global de salud, que ha alcanzado a todos los ámbitos, es mejor hacer, reforzar y renovar alianzas. Es aquí donde la escuela, quien ha sido nuestra aliada desde hace mucho, toma un valor aún más importante. Te pregunto: ¿quieres enfrentar el reto de educar a tus hijos en casa tú solo o contar con aliados?
En este tiempo he escuchado a algunos padres de familia ideas como: “Pues, que pierda el año, qué puede pasar” o “qué tan importante puede ser que no aprenda todo lo que debe aprender este año”. Hay también quien dice: “pues que lo recupere después, no pasa nada”. Aunque es una postura poco común, te comento que no es tan sencillo. El desarrollo de una persona tiene una agenda y las ventanas de oportunidad de ciertas edades ya no vuelven a abrirse. Es decir, no podemos permitir que nuestros hijos dejen de aprender o su proceso no sea de la mejor calidad posible; pues podemos perder la oportunidad ideal para su aprendizaje. Además, si una persona no del todo capacitada para aprovechar estas ventanas se hace cargo de dicho proceso, es casi seguro que algunos aprendizajes se verán severamente comprometidos. ¿Estas consciente que la decisión que tomes puede afectar la calidad y oportunidad del aprendizaje de tu hijo?
La crisis, como la ve la cultura china, es una “oportunidad peligrosa”; pues alberga algo de ambas. Por otro lado, se dice que una crisis revela el verdadero carácter de las personas y las organizaciones y no podemos salir de ella siendo los mismos. Y la escuela, como la conocíamos hasta ahora, está en una crisis de la que las mejores escuelas saldrán fortalecidas en poco tiempo, pues han demostrado de qué están hechas. ¿De qué depende que la crisis se convierta en oportunidad? La tecnología se ha vuelto la gran apuesta educativa, y es un camino donde todavía queda mucho por recorrer, pero el verdadero cambio deberá estar apoyado en la autonomía del alumno. La tecnología sin autonomía queda corta, no alcanzará para mucho y se desgasta en poco tiempo.
Otra fuerte tendencia en esta situación es el homeschooling. Incluso quienes antes ni siquiera lo conocían ahora hablan de él con un expertise que hace dudar. Con sus bondades, esta opción debe de responder a una decisión consciente de todo el sistema educativo que rodea a un niño, es una forma de vivir la vida, y no responder solo a la emergencia, la comodidad o el miedo. Cualquier padre de familia puede averiguar qué debe aprender su hijo en un determinado ciclo escolar, esa información es pública. Si siempre hemos sabido qué debe aprender, ¿por qué lo mandábamos a la escuela? La razón es muy simple y parece que por obvia la hemos olvidado. Lo más importante del aprendizaje no es qué se debe aprender, sino cómo y con qué. Es aquí donde adquiere más relevancia una metodología eficiente y que respete el diseño natural humano; donde los materiales formen habilidades y competencias. Si algo nos ha mostrado esta contingencia es que no es fácil ser maestro, y es una profesión (incluso vocación) para la que estudiamos y no dejamos de prepararnos. ¿Estás preparado para hacerlo solo sin una metodología o un material adecuado?
Ante este reto, nuestra escuelas no están solas, pues estamos capacitando a los docentes constantemente y daremos acompañamiento a cada uno de los que aplican la metodología, para buscar juntos la mejor forma de llevar a cabo el aprendizaje desde y para la virtualidad. Si hasta ahora has confiado en la escuela que has elegido, ¿por qué desconfías ahora? Es tiempo de sumar, de crear alianzas, de informarnos para formar, de abrirnos a nuevos horizontes, de explorar juntos nuevas tierras. Tiempo de enseñar a nuestros hijos, con el ejemplo, la mejor forma de superar una crisis.
Nosotros en ASC apostamos por la formación del docente, quien sigue siendo la clave del proceso de aprendizaje. Esta contingencia nos ha enseñado (o al menos eso esperamos) a valorar a los maestros. Sigamos confiando en ellos.
La decisión no es sencilla, es tiempo de comunicarte con tu mejor aliado en la educación de tus hijos, la escuela. Verifica cómo van a procurar el aprendizaje en este tiempo, qué medios van a utilizar, cómo puedes apoyar desde casa, cómo fortalecernos. Se nos ha dicho, “quédate en casa”… con el apoyo de la escuela. No estás solo. Es tiempo de mantener la escuela abierta. Estamos juntos en esto y cuentas con nosotros.
Sigamos transformando la educación