La dinámica de la moralidad

Algunos autores consideran el comportamiento moral como el resultado de una compleja elaboración cognitiva derivada de los aprendizajes que tienen lugar en las dinámicas sociales. Los estudios más importantes son los de Jean Piaget (1932) y Lawrence Kohlberg (1971 y 1976).

Piaget estudia el desarrollo del juicio moral, o sea la capacidad de afrontar y valorar los problemas actuales. Estas evaluaciones morales son el resultado de convicciones y conceptos, aprendidos previamente, que con el pasar del tiempo evolucionan y se transforman. Individualizó la forma de entender las reglas que podían estar en tres niveles:

Nivel I

Las reglas se advierten en forma aproximativa y no obligatorias; se captan los aspectos más evidentes, interesantes, que se refieren sobre todo a la regularidad de actos motores repetidos; sin embargo, no se percibe su significado.

Nivel II

Es el estadio, donde las reglas son bien conocidas y se consideran inviolables e inmodificables; se derivan de decisiones adultas o de entes poderosos e indiscutibles; el carácter de las normas es externo.

Nivel III

Las reglas no nacen de una imposición externa, sino de una aceptación interna; es una ley válida porque todos consienten y es necesario respetarlas para ser recíprocamente leales; si todos acuerdan, es posible cambiarla en parte o toda.

Entre los dos últimos niveles existe una clara diferencia cualitativa, que da origen a diversos tipos de moralidad:

Moralidad heterónoma (2 – 7 años)

Dominan el respeto y sumisión al adulto, que impone las normas. Se caracteriza por:

  • Realismo moral: el niño tiende a pensar que los valores y los deberes existen por sí mismos y son independientes de la conciencia que los piensa; son obligatorios independientemente de las circunstancias; es más importante la letra de la ley que el espíritu de la ley.
  • Responsabilidad objetiva: la acción está justificada no por las intenciones, sino por las consecuencias inmediatas.
  • Sancionabilidad: existen las transgresiones sólo donde hay sanciones; si no se aplica un castigo, no existe culpa.
  • Obediencia: el deber es coincidente con la total obediencia a la autoridad.
  • Reciprocidad: La norma no es reconocida si el otro no es mínimamente considerado  (falta de pensamiento reversible).
  • Justicia expiatoria o vindicativa: toda culpa debe ser castigada y expiada para re-equilibrar las situaciones.
  • Justicia inmanente: el culpable será siempre castigado, o por Dios o por los hombre o por ambos (concepción fatalística o ley del talión).
  • Responsabilidad colectiva: el grupo es responsable o será castigado si el responsable individual no es descubierto o no se autodenuncia.

La moralidad heterónoma es considerada por Piaget como la consecuencia directa del estado de dependencia infantil.

Moralidad autónoma: 7-8 años en adelante

Domina la reciprocidad con los coetáneos y las convicciones de que las reglas nacen de un consenso. El salto a este nivel se da gracias a las interacciones sociales; la consideración del punto de vista ajeno es necesaria para instaurar buenas relaciones y facilita el paso del egocentrismo a la reciprocidad. Las principales características de esta evolución son:

  • Responsabilidad sujetiva: cuentan más las intenciones que las consecuencias.
  • Definición del bien y del mal como cualidades in se: una conducta es buena o mala, independientemente de que sea castigada o no.
  • Deber: definido como el conjunto de las expectativas que los demás tienen de nuestro comportamiento.
  • Reconocimiento de la reciprocidad.
  • Justicia distributiva: se consideran las circunstancias, eventualmente atenuantes.
  • Responsabilidad individual.

Recientemente Kohlberg ha investigado más la moralidad posterior a los 7 años y ha establecido más estadios:

Estadio I

Moral Heterónoma: La obediencia es un fin en sí misma. Es necesario evitar el castigo y respetar a toda costa a la autoridad; visión egocéntrica: no se consideran los puntos de vista o intereses  de los demás

Estadio II

Individualismo y Reciprocidad entendidos como un fin instrumental:  Es correcto actuar lealmente, satisfacer los propios intereses y tener presentes los ajenos; se comprende que también los otros tienen derechos y que el bien es relativo.

Estadio III

Expectativas interpersonales y verdadera reciprocidad: Ser “buenos” significa interesarse por los demás y preocuparse por ellos, ser dignos de confianza, leales y capaces de respeto y gratitud; se acepta la regla de oro “No hagas a los demás lo que no deseas para ti”; se desea que las reglas y la autoridad defiendan  los comportamientos correctos, definidos en forma estereotipada.

Estadio IV

Respeto al orden social: El concepto de bien se extiende a la contribución social, al grupo y a las instituciones y no sólo a las personas cercanas; es necesario defender el sistema social y prevenir el egoísmo; se logra distinguir el punto de vista individual del social.

Estadio V

Contrato social: Existen valores y opiniones diferentes; por lo tanto, la  mayor parte de las reglas dependen del grupo, del contrato social que han afirmado los miembros de una determinada sociedad; existen, sin embargo, valores superiores, que no son relativos a una sociedad, como la vida y la libertad; se reconoce que el derecho jurídico y la moralidad entran en conflicto y es difícil resolver el dilema.

Estadio VI

Principios éticos universales: Existen los principios universales éticos de justicia  que van más allá de las leyes y son superiores a ellas; se trata de la igualdad de los seres humanos y de su dignidad como individuos; existe una naturaleza absoluta de la moral, de la que se derivan los acuerdos sociales.

Kohlberg sostiene que estos estadios constituyen una “secuencia invariable” (progresión de pasajes que necesariamente se dan en el orden propuesto); este proceso no se da sólo por una madurez socio-cognitiva, como propondría Piaget, sino por las reacciones más adecuadas al mundo exterior.

La socialización normativa, es el conjunto de procesos y mecanismos por los que el sujeto en edad evolutiva construye los conceptos, las competencias y las representaciones normativas.  Funciona como filtro para las adquisiciones sucesivas en el ámbito jurídico y en los comportamientos futuros. En el “tejido normativo” de los adolescentes se pueden encontrar muchos mecanismos que estropean la evolución moral y generan una desconexión moral; los principales son 8:

  • La justificación moral: “el fin justifica los medios” es una de las formas más comunes de este mecanismo.
  • El eufemismo: utilización de términos que atenúan comportamientos ofensivos.
  • La confrontación ventajosa: acciones negativas en sí mismas se comparan con otras más graves para relativizar su maldad.
  • El dislocamiento de la responsabilidad: volcar en personas o situaciones la verdadera responsabilidad personal.
  • La difusión de la responsabilidad: negar la propia culpa y atribuirla a un grupo.
  • La distorsión de las consecuencias: disminuir los efectos de la propia conducta para desaparecer la responsabilidad.
  • La deshumanización de la víctima: de este modo la propia conducta encuentra una justificación.
  • La atribución de la culpa a la víctima: este proceso de proyección libera a la persona de su propia responsabilidad.

Factores que están en la base del comportamiento agresivo

Operaciones cognitivas

Procedimientos que elaboran la información de ingreso y que afectan la atención, la codificación y evocación.

  • Dificultad para mantener la atención.
  • Problemas en la memoria a corto plazo, errores de omisión (no percibir datos relevantes); errores de comisión (intrusiones, percepción de elementos inexistentes).
  • Problemas en la evocación informativa a largo plazo: influencia de elementos que distorsionan la toma de decisiones.

Proposiciones esquemáticas

Información presente en la estructura cognitiva de la memoria.

  • Atribución de mayor peso en las metas sociales de la dominancia y de la venganza, en lugar de actitudes mayormente afiliativas.
  • Atribución de menor peso a las consecuencias, como el sufrimiento de las víctimas, la respuesta vindicativa de las víctimas o el rechazo de los compañeros.
  • Expectativas equivocadas sobre la agresión, como el aumento de autoestima.

Productos cognitivo-sociales

Resultado de la interacción entre las proposiciones esquemáticas, las operaciones cognitivas y los datos sensoriales  que rodean al estímulo.

Evaluación cognitivo-social

  • Excesiva sensibilidad a los estímulos hostiles o aparentemente tales.
  • Tendencia a prestar atención en las interacciones sociales a un número muy restringido de estímulos e indicios. Frecuentemente se trata de estímulos inmediatos o evidentes, sobre todo, de tipo hostil (por ejemplo, prestar atención a las últimas afirmaciones escuchadas).
  • Tendencia a no utilizar inferencias más complejas acerca del comportamiento ajeno (hipersimplificación).
  • Prejuicios en la atribución de intenciones hostiles.
  • Subestima del propio comportamiento agresivo y de sus consecuencias en los demás.
  • Constante atribución de la responsabilidad del conflicto a los demás.
  • Preconceptos ligados al sexo o rol social de las otras personas.

Solución de problemas sociales

  • Limitado repertorio de soluciones.
  • Escasez de soluciones verbales asertivas  y exceso de soluciones conductuales.
  • Utilización del propio repertorio de soluciones, sobre todo de tipo agresivo.
  • Carencia en la capacidad de anticipar las consecuencias del propio comportamiento.
  • Evaluación de la activación interna.
  • Excesiva tendencia a etiquetar la activación afectiva como la rabia, más que otras emociones, como la tristeza, el miedo…
  • Niveles bajos de capacidad empática.

Influencias no cognitivas

  • La activación inducida por la amenaza provoca procesos de atribución de mayor hostilidad acerca de las intenciones que suposiciones de naturaleza accidental.
  • Los jóvenes agresivos presentan niveles más elevados de testosterona; ésta rebaja la tolerancia a la frustración.
  • En los padres: tendencia a atribuir los problemas de los hijos a éstos y no a circunstancias externas.
  • En los padres: los niveles de comportamiento agresivo físico y/o verbal contra los hijos y otros miembros generan respuestas automáticas cuando aparecen estímulos de frustración.