Las estructuras de la vida

Todos heredamos de nuestros padres los patrones y normas para vivir; la familia es una escuela existencial que enseña valores, herramientas intelectuales, pero que también trasmite semillas de dolor y fracaso, sin una clara percepción del daño y sin intención consciente de sus efectos.

Cada etapa de nuestra vida presenta enormes oportunidades de intervención educativa que, en algunas ocasiones, no logramos aprovechar para desarrollar nuestro potencial; sin embargo es posible retomar esos tiempos para recuperar la oportunidad y hacer realidad la promesa de vida que todos llevamos dentro.

Erik Erikson y los hermanos Linn han dedicado sus talentos para enseñarnos a sanar las heridas que todos hemos adquirido a lo largo de nuestra vida. La naturaleza no da saltos y no perdona: si, por cualquier razón, tenemos deficiencias existenciales, será necesario regresar a los fundamentos y cubrir las necesidades inherentes a cada etapa de la vida. Durante mucho tiempo dependemos de lo que otras personas hagan por nosotros, pero con el desarrollo cronológico adquirimos el poder de modificar nuestra historia y adquirimos la responsabilidad sobre nuestra vida. El pasado sólo explica, pero no justifica las deficiencias que observamos en nuestra jerarquía de valores y en nuestras conductas. Y éste será el enfoque principal de este artículo.

Cada etapa tiene una crisis específica que marca la naturaleza de ese tiempo. La palabra crisis no implica malestar; es un cambio lleno de oportunidad, no sólo de riesgo. No habría avances en el ser humano si no existieran las crisis. Por esta razón, es importante centrar la atención educativa en la oportunidad clave de cada etapa, para proporcionar los aprendizajes estructurales de la vida.

ETAPA 1: Infancia (nacimiento-2años)

Crisis: confianza contra desconfianza.

La entrada del ser humano al mundo está marcada por una enorme impotencia que no experimenta ningún otro miembro del reino animal; esta situación prepara el escenario para el aprendizaje de la confianza, donde la única manera de experimentarla es por el contacto físico cargado de afecto; entre otros muchos estudios, René Spitz llegó a la conclusión de que los niños de orfanato, escasamente acariciados, llegaban a manifestar síntomas de retraso mental; es de enorme importancia, entonces, el mantener un contacto físico constante con los niños en esta etapa. En ocasiones, inclusive, el contacto físico marca la diferencia entre la vida y la muerte (marasmo).

La falta de confianza genera en los adultos una vida llena de tensión, de angustia y preocupaciones; normalmente, la búsqueda de reconocimiento externo está condicionada por la desconfianza.

Los primeros aprendizajes resultan clave en la formación estructural de un ser humano porque son más fuertes y trascendentes. Cuando un niño aprendió que puede confiar en alguien, empieza la vida con la sensación de seguridad que despierta la confianza en los propios recursos y capacidades.

Los retos principales son:

a) Identidad social: el niño aprende las primeras normas básicas de convivencia social; la familia introduce al nuevo miembro en la sociedad en la que nació.

b) Manejo de los objetos: la manipulación directa del mundo que le rodea es fundamental para el desahogo de la curiosidad ilimitada; sus primeros aprendizajes se basan en el trato inmediato táctil y necesita una gama muy amplia de posibilidades para el movimiento.

c) Inteligencia sensorio-motriz: en este período el desarrollo intelectual es movimiento, por esto resulta fundamental propiciar el desarrollo de los sentidos y la integración sensorial, pues en esta etapa del pensamiento concreto se establecen las bases de todo lo que después se realizará en forma abstracta. Es muy importante respetar la agenda de la naturaleza y no abordar la etapa abstracta del pensamiento en forma prematura, pues se corre el riesgo de frenar el avance posterior.

ETAPA 2: Niñez (2 – 4 años)

Crisis: autonomía contra vergüenza y duda.

Hacia los dos años de edad todos los niños reconocen su poder y son conscientes de las habilidades adquiridas. Esta sensación de poder los lleva a la confrontación y entran, naturalmente, en la crisis de oposición. En esta etapa, los niños forman sistemas de creencias frente a las experiencias de la vida diaria; cuando una persona se siente indefensa y fuera de control ante las situaciones que enfrenta, es más probable que desarrolle actitudes de duda y desconcierto en la solución de problemas.

En esta etapa se asumen los roles predominantes que vamos a desempeñar en nuestra vida; estos guiones existenciales pueden ser, fundamentalmente: a) el héroe, que es un triunfador, una persona autónoma y capaz de cuidar de otros; b) el villano, es el niño “problema”, que atrae la atención mediante coductas negativas; c) el mascota, que vive en forma artificial, minimizando problemas y en forma despreocupada aparente; d) el perdedor, que hace todo inconscientemente para sabotear su éxito en la vida; termina solo y desconfía de todo. Estos guiones existenciales que marcan la vida de una persona se forman a partir de mensajes proporcionados por figuras de autoridad, cargadas de emotividad y cuando el ser humano está completamente abierto a formar la identidad personal.

Los retos principales son:

a) Autocontrol: el niño empieza a controlar el movimiento agitado, que es la base de la autodisciplina; necesita experimentar libremente lo que después se le pedirá restringir; este equilibrio es fundamental para el aprendizaje del autocontrol. Es notables encontrar desde esta etapa la paradoja de que la libertad y la autonomía tiene sus raíces más profundas en el autocontrol. La superación de la crisis de oposición es una de las grandes plataformas de desarrollo y se realiza precisamente en esta etapa.

b) Desarrollo del lenguaje: uno de los elementos más importantes para el crecimiento en la autonomía es el lenguaje que permite la objetivización del mundo interior y exterior. El inicio de la comunicación verbal propicia que el niño adquiera independencia por la capacidad de expresar deseos, estados de ánimo e ideas.

c) Fantasía y juego: la inteligencia se empieza a manifestar como imaginación; es la etapa del niño mágico que torna toda la realidad alcanzable y la plasma a su imagen y semejanza. El lado oscuro de esta riqueza es la aparición de los temores. Todos los miedos que paralizan al ser humano son elementos generados en la imaginación, inalcanzables para las explicaciones racionales; es cuando el niño empieza a tener temor a la oscuridad, a estar solo o a personajes introducidos torpemente por los adultos en la fantasía infantil. Frecuentemente estos miedos empiezan a minar la autonomía del ser humano y a sembrar la duda.

d) Elaboración locomotriz: sigue siendo importante el perfeccionamiento en el movimiento y en desarrollo sensorial que prepara la captación de datos a la inteligencia abstracta.

ETAPA 3: Primera escuela (5 – 7 años)

Crisis: iniciativa contra culpa.

En este período, de 3 a 5 años, los niños tienen una sobredosis de energía y están concentrados en tres aspectos: vocabulario, movimiento e imaginación. Esta característica convierte a los niños en intrusos hiperactivos en el mundo adulto. El despertar de la conciencia los hace vulnerables a la culpabilidad y se manifiesta a través del enojo contra ellos mismos (odio reprimido) o contra los demás (odio a sí mismos, proyectado a otra persona). La manifestación de estos odios reprimidos o introyectados van desde la depresión hasta el perfeccionismo.

La creatividad, tan necesaria en la vida actual, sufre serios ataques y, frecuentemente, es castrada, por los adultos que no logran canalizar este enorme recursos; la culpa suele ser el inútil substituto de la riqueza cancelada.

Los retos principales son:

a) Identificación del rol sexual: el niño, por exploración, descubre las diferencias sexuales y que es hombre o mujer. Frecuentemente esta etapa desconcierta a muchos padres que prefieren culpabilizar el descubrimiento, con el deseo de cancelar una área tabú o torpemente angustiante.

b) Iniciación del desarrollo moral: la moralidad debe ser aprendida como un comportamiento derivado del diseño natural: es malo lo que se opone al desarrollo del ser humano y es bueno lo que lo promueve. El aprenizaje religioso especifica lo que el diseño natural, planteado por el Creador, establece.

Todos los aprendizajes morales que estén cargados de culpa son opuestos a la naturaleza humana y, por lo mismo, autodestructivos. La responsabilidad de los actos propios es saludable porque lleva a la corrección; la culpa paraliza y encadena al hombre a un pasado imposible de modificar.

d) Juego grupal: el niño empieza el aprendizaje trascendental de la socialización en el ambiente de todos los aprendizajes infantiles: el juego. Es fudamental propiciar encuentros con niños de la misma edad para favorecer la práctica social.

ETAPA 4: Edad escolar (8 – 12 años)

Crisis: Laboriosidad contra inferioridad.

En esta etapa los niños dan mucha importancia a sentirse competentes por actuar y aprender bien; de lo contrario se sentirán inferiores porque fallan. Este es el período en que se forman las creencias referentes al éxito y al fracaso como abstracciones y generalizaciones de algunas acciones impactantes; ¡qué diferente sería si enseñáramos a nuestros niños a ver los errores como una forma de aprendizaje y no como fracasos! Es importante detectar que las acciones realizadas por el niño ponen a prueba su autoconcepto, lo reafirman o lo deterioran, hasta convertirse en un sistema de creencias que tiende a generar profecías que luego cumplen para un auto-reforzamiento.

Los retos principales son:

a) Cooperación social: es un período en que conviene enfatizar el aprendizaje cooperativo y no competitivo. Los sistemas que efatizan el éxito individual a cualquier costo suelen generar personas egoístas y despreocupadas de las necesidades ajenas. El trabajo en grupo, los juegos grupales adquieren enorme importancia para el desarrollo de la cooperación social.

b) Autoevaluación: Con el desarrollo de la consciencia se inicia la autoevaluación como un crecimiento de la autonomía; la capacidad de validar las propias conductas es un avance notable que genera convicciones y mayor libertad interior.

c) Aprendizaje de habilidades intelectuales abstractas: una vez que el aprendizaje concreto se cumple a plenitud, aparece como fruto natural el pensamiento lógico verbal y matemático. Las deficiencias de las etapas anteriores manifiestan en este período su fruto malsano y ponen de manifiesto la inconsistencia de muchos logros aparentes que, por prematuros, se diluyen en el fracaso académico.

d) Juego en equipo: es el momento para iniciar el deporte: el juego en equipo, sujeto a reglas. Sugiero el juego competitivo grupal para incrementar la tolerancia ante el esfuerzo y la frustración, el sentido cooperativo, respeto a las reglas y al rival.

ETAPA 5: Primera Adolescencia (13 – 17 años)

Crisis: Identidad grupal contra alienación.

Ante la encrucijada de asimilarse a su grupo, a través de un lenguaje, modas, valores y actitudes peculiares, o bien seguir los criterios familiares, no siempre coherentes con las del grupo. El miedo a la soledad o alienación ocasiona que el adolescente opte por la asimilación a su grupo natural y se confronte con los padres.

Los retos principales son:

a) Madurez física: en esta etapa se integra el funcionamiento hormonal para dar por resultado los enormes cambios físicos, frecuentemente acelerados, que desconciertan al mismo adolescente y a los que lo rodean.

b) Operaciones formales: el pensamiento abstracto llega a su madurez; los procesos deductivos e inductivos se incrementan si se proporciona la ejercitación adecuada. Gran parte del desempeño académico exitoso depende de la madurez lograda en la adquisición de las operaciones formales.

c) Pertenencia a grupos: la socialización ocupa un lugar prioritario en la jerarquía de valores de este período y desplaza a otros criterios de decisión, lo cual genera una confrontación con el mundo adulto y abre una brecha generacional.

d) Relaciones heterosexuales: este es uno de los retos educativos más importantes por ser de primera aparición; la atracción hombre-mujer se inicia con enorme fuerza, sin dirección y requiere de una sabia intervención educativa que oriente el impulso y lo haga llegar a los niveles del amor.

ETAPA 6: Adolescencia posterior (18 -22 años)

Crisis: identidad individual contra diferenciación de roles.

Después de la confusión inicial de la adolescencia; el ser humano llega a la etapa en que necesita clarificar la identidad indidividual frente a la dispersión inicial que sirvió como menú para poder descubrir las múltiples facetas personales. Este es un período de elecciones personales importantes (elección vocacional, decisiones amorosas, pasatiempos, grupo social) donde ya no intervienen directamente los padres o las situaciones.Tales elecciones serán sabias si la identidad individual está definida, pues, de otro modo, el riesgo de la dispersión es muy alto.

Retos principales

a) Autonomía de los padres: aun cuando generalmente continúa la dependencia económica, el despegue emocional de la familia es creciente; los criterios personales con frecuencia se alejan de aquellos inducidos por los padres; en ocasiones hasta forman criterios opuestos como una forma de autoafirmación, sobre todo si los adultos exigen una aceptación forzosa de ideas o normas de conducta.

b) Identificación del rol sexual: la sexualidad biológica alcanza su pleno desarrollo en este período y lleva a la búsqueda de intentos de relación heterosexual permanente.

c) Internalización de la moral: la jerarquía de valores tiende a establecerse, basándose en las enseñanzas previas, aportadas por los padres, por los medios de comunicación, los grupos sociales relevantes. Las conductas están más dirigidas por la convicción, que por las normas externas. Los adolescentes empiezan a utilizar las estructuras personales adquiridas, sean deficientes o sólidas y empiezan a observarse los resultados de toda la educación recibida con anterioridad.

d) Elección vocacional: uno de los elementos fundamentales de este período es la elección de una profesión que marca una buena parte del destino; suele ser una de las primeras elecciones individuales que angustia a la mayoría de los adolescentes.

ETAPA 7: Primera adultez (23 -30 años).

Crisis: intimidad contra aislamiento.

Durante esta etapa muchos de los adolescentes infelices se tornaron adultos felices y maduros, mientras que algunos de los adolescentes contentos resultaron adultos infelices. La diferencia la hace la vivencia de intimidad, entendida como una comunicación de corazón y espíritu. Suele ser el período donde una gran mayoría de personas establecen relaciones matrimoniales que originan cambios radicales en todos los individuos; muchas expectativas se confirman o contradicen; la identificación de ideales y valores por complementación entra a prueba.

Retos principales:

a) Trabajo: normalmente se inicia la actividad productiva a través de una profesión o actividad remunerada que ocupa la mayor cantidad de tiempo hábil de los adultos.

b) Estilo de vida: se establecen las relaciones sociales de la vida adulta, más estables; las personas se orientan a establecer un estatus social y económico, en base al trabajo y a los antecedentes generales.

c) Paternidad: la mayoría de los matrimonios se orientan casi inmediatamente a la procreación de los hijos, lo cual origina otro enorme cambio en la vida de los individuos.

ETAPA 8: Mediana edad (31 -50 años) Reto principal: Generatividad contra desgaste.

La generatividad implica el cuidado por los demás, más allá de la propia familia, hacia las futuras generaciones y hacia la clase de mundo en el que vivirán.

Productividad profesional

Manejo doméstico

Educación de los hijos

Etapa 9: Adultez tardía (51 – …)

Reto principal:: Integridad contra desesperación.

Erikson considera que lo contrario a la sabiduría (gratitud y esperanza) es la desesperación; ésta última empieza por el desprecio a las personas y llega hasta el desprecio de sí mismo.

Redirección de la energía hacia nuevos roles

Aceptación de la propia vida

Aceptación de la muerte

TAREAS CRITICAS

Durante los 2 primeros años: Se establecen los pilares psicológicos de la existencia. La tarea consiste en desarrollar modelos sociales básicos. Si la familia es normal, el niño aprende modelos de seguridad, intercambio positivo, empatía. Si el entorno es violento, el sujeto aprende el modelo víctima-verdugo.

De 2 a 6 años: Se aprende a desarrollar la motivación de eficacia, el sentido de las propias capacidades. Uno comienza a hacerse dueño de su propia vida.

De 6 a 12 años: Se aprende la reciprocidad, a relacionarse con los iguales. La autoridad ya no lo determina todo. Ahora se empieza a cooperar y competir.

Adolescencia: Se trata de construir la propia identidad. Hay que elaborar un proyecto de vida y coger definitivamente las riendas de la propia historia. Es, sin duda, la etapa más dura y la más crucial.

Etapa adulta: La tarea consiste en conciliar lo que se aspiraba a ser con lo que se ha llegado a ser.

Vejez: Es el momento de la integración de todo el proyecto vital. La tarea es la integración sosegada y el enfrentamiento pacífico de la muerte.

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Isauro Blanco

Bibliografía: 
“Sanando nuestro origen”. Matt, Sheila y Dennis Linn. Ed. Promexa
“Childhood and society”. Erik Erikson. Ed. Norton
“El primer año de vida del niño”. René Spitz. 
“El amor que nos cura”. Boris Cyrulnik. Ed. Gedisa.
“The making and breaking of affectional Bonds”. John Bowlby. Ed. Routledge




Imagen: "Like Father Like Son" por  Mackenzie Thorpe