Las moléculas del bienestar

Las llamadas moléculas del bienestar las genera el cerebro cuando sucede un contacto dulce y respetuoso entre dos personas. La principal es la oxitocina, molécula de la amistad y el amor. Procura el bienestar, ayuda a percibir emociones, disminuye el estrés, es un potente ansiolítico que propicia la confianza, favorece la cooperación, las relaciones armónicas. Ayuda a lograr miradas afectuosas, desencripta las expresiones de los ojos y del rostro. Cuanto la oxitocina está presente, aparecen también:

  • La dopamina: de ella depende la motivación, la gratificación interna, la curiosidad interna, la creatividad, el gozo de vivir, los proyectos.
  • Las endorfinas: provocan sensaciones de bienestar, euforia. Se producen con el ejercicio físico, la risa, el juego, la relajación.
  • La serotonina: es un estabilizador del humor, propicia la calma, interviene en el sueño reparador. Cuando hay actividades competitivas o se establecen comparaciones, la secreción de dopamina se bloquea.

Todas las moléculas del bienestar fertilizan los circuitos prefrontales y el BDNF (Factor Neurotrófico Derivado del Cerebro), el cual es un mediador clave en el mejoramiento de las conexiones sinápticas y en la capacidad del cerebro de cambiar y remodelar dichas conexiones necesario para la neuroplasticidad.

Astrocitos, emociones y aprendizaje

Casi todos conocemos el funcionamiento de las neuronas, pero no hemos reparado suficientemente en los astrocitos, que son células gliales, más numerosas que las neuronas, se entrelazan alrededor de la neurona para formar una red de apoyo y una barrera de filtro. Los astrocitos tienen un gran número de receptores hormonales e influyen directamente en el enlace entre emoción y aprendizaje. Los principios de este funcionamiento son:

  1. La emoción que acompaña al aprendizaje repercute en la secreción de determinadas hormonas.
  2. La intensidad de la secreción afecta directamente el resguardo del aprendizaje en la memoria a largo plazo para su consolidación.

Según estos principios, si la emoción es de gozo, éxito, entonces la oxitocina, las endorfinas, la dopamina y la serotonina la gestión del aprendizaje en el hipocampo. Si, por el contrario, son el miedo, el fracaso, el aburrimiento, la falta de significado, la incomprensión cognitiva, las emociones que rodean una actividad, no queda en la memoria a largo plazo ningún aprendizaje y solo quedará en la memoria operativa el tiempo necesario para “pasar el examen” o reducir la amenaza. De estos procesos depende la consolidación de un aprendizaje o su olvido casi inmediato. Los ambientes de aprendizaje que generan las escuelas dependen de las emociones y su consecuente secreción de moléculas neuronales.

Conclusión

Estamos en una era “caórdica”, mezcla de caos y orden que caracteriza a todas las redes sociales, la economía, la política y las innovaciones científicas. En tales condiciones, la educación se ubica en la incertidumbre como ambiente natural. Los educadores actuales necesitan centrarse en el aprendizaje permanente, en la ética y en la resiliencia más que en la mera información factual. Ante la incertidumbre, la neuropsicología nos proporciona elementos válidos para la comprensión de la realidad infantil y adolescente. La gestión de la innovación, la creatividad y el aprendizaje encuentra las herramientas más potentes en la misma mente. Mindware implica centrar la educación en el concepto del ser humano integral. Solo si aprendemos a mirar y a escuchar la naturaleza humana, aprenderemos a ser verdaderos educadores.

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